miércoles, 16 de julio de 2014
En mi reino el Rey soy yo. Es una frase con la que debemos levantarnos algunos días, yo la aplico a mi mismo con bastante asiduidad, ya que a veces se nos olvida que somos responsables de todo nuestro ser.
No se puede andar constantemente culpando al mundo de todo, ni tampoco empequeñecerse ante la vida, somos nuestros propios reyes y en nuestras manos está todo lo que queramos hacer. La demostración está en cada día de nuestras vidas, si te vas proponiendo pequeños retos te darás cuenta que en base a tu actuación los superas o no, evidentemente siempre hay influencias externas, pero esas, hay que dejarlas cada vez mas apartadas, fuera de los muros de este reino, pues no suelen ser positivas en su mayoría.
Un buen rey, ama su reino, ama su pueblo, da gratitud, cariño, y protege a sus habitantes. Pues debemos amarnos, sentirnos agradecidos y hacer las cosas con todo el cariño posible, aunque a veces no nos guste lo que estamos haciendo. Debemos protegernos del atacante y afianzarnos en nuestra evolución. A veces las metáforas suelen aclararnos bastante las percepciones que tenemos, sobre todo las nuestras propias.
Cada reino es distinto y no todas las maneras de gobernarlo son iguales, por lo tanto, no debemos copiar por copiar o por que sea la moda en ese momento. Normalmente las cosas que funcionan lo hacen desde la organización, el cariño, el respeto y la fe. Esta última palabra es la que genera el mayor movimiento que vamos a encontrar sin explicación aparente. A veces creemos lo que alguien nos dice sin ningún tipo de prueba, eso se llama fe.
En estos últimos días he visto gente con chispa que es capaz no solo de generar fe, si no también de hacerlo de una manera innovadora y positiva. Son pequeños David que luchan contra unos grandes Goliat, pero lo hacen de una manera tan elegante que suelen despertar hasta envidia por parte de quienes ya dan la lucha por perdida.
Ser artista en un mundo donde el arte y la cultura cada vez son mas cenicienta ante unas implacables hermanastras llamadas Economía, Política, Amiguismo, y con una madrastra llamada Sociedad, no es para nada algo fácil, pero, en mi Reino, no hay calabazas y a las doce empiezan los conciertos, y aunque no sean pocos los que quieren atacar, las murallas son tan altas y fuertes, que lo único que van a conseguir de esos ataques es que se les dedique una canción. ¡En mi reino el Rey soy yo!¡A comerse el día vamos!
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