Creo que elegí el camino de la música porque una canción puede golpear tus sentidos hasta el punto de cambiar de dirección la trayectoria de esa bala llamada destino. Porque hasta el fracaso luce bien cuando te vistes con acordes nietos del Blues.
Te sumerges entre melodía, ritmo, letra, todo ese conjunto hace que nos olvidemos de esta jaula de grillos llamada mundo. Hasta el mismísimo Trump adquiere un semblante simpático cuando unas cuantas negras, blancas, corcheas se despistan y topan con nosotros, eso sí, un simpático hijo de puta.
Echemos un vistazo a nuestra figura frente al espejo, a lo que somos, pensemos cual es nuestra realidad y en que nos queremos convertir. Deseos a nuestros pies y sueños a nuestras espaldas, pulsa el play, y comienza a escribir tu propia canción, esta repelente bola de mierda giratoria se arrodillara ante tu figura, pues alcanzaste algo que todos envidian, que anhelan, que quieren abrazar pero como no pueden conseguir intentaran tumbar.
Si, si, critica como escribo, como canto, como me visto, como vivo, pero mientras tu estas leyendo esto quizás esté disfrutando una cerveza bien fría mientras mi mente comienza a tejer una nueva ilusión, el esbozo de una sonrisa, la preciosa forma de un sueño. Y soy quijotesco y un ridículo bufón, pero como me visto con seda de alegría y encajes de libertad, quien pierde su tiempo odiando sólo encontrará un mal aliado llamado tristeza, por que no hay algo mas amargo que no fantasear.
Dejémonos follar la mente, que nuestra inteligencia vaya mas allá de recitar cuatro formulas de memoria y cuatro países con sus cuatro contaminadas capitales de mierda. Que nuestra inteligencia vaya mas allá de criticar al que no entendemos, al que es diferente, de contar billetes que no tienen sentido si no secan lágrimas, si no siembran esperanza, de mirar lo oscuro de la habitación y no la pequeña y luminosa mirada de esa hermosa luna que prefiere contemplar sabanas mojadas entre gemidos a otras arrugadas entre giros y más giros. Inteligencia es mearnos en quien nos quiere mal, y siempre guardar una sonrisa para esas personas que han aportada un poco más de calor en esta noche larga y fría llamada vida, incluso si éstas no lo saben, no hace falta, amar es amar, no es avisar al otro de que tiene los cordones desatados.
Salid, bebed, pecad, pues quizás después no recordemos nada, pero en mis arrugas habrá un reglón muy marcado de tanto reír. Desgastad vuestros labios entre besos y más besos, y algún roce con el cristal, que embriague los temores del mañana, pues mañana es un día, que ahora mismo, no nos toca lamentar.