Uno de mis mayores problemas, que no el único, es la forma en la que lloro, creo que tengo mal puesto ese chip, no lloro cuando todos lo hacen, es como un mar, un mar donde las olas no van a un ritmo continuo, sino que está en calma hasta que de repente llega un tsunami que con un sollozo lo arrasa todo de golpe haciendo que mis piernas flaqueen.
A veces lloro cantando, otras de repente un recuerdo o una escena hacen que no pueda evitar que mi vista se nuble y una lágrima rebelde corretee hasta perderse en el blanco de mi barba. La música es muy cabrona en muchas ocasiones follandose mis emociones, haciendo que la emoción aflore junto a una sonrisa burlona, parece como si mi cara se riera de mi frente al espejo, escupiéndome un socarrón "tolai".
Siempre me he avergonzado de esto, muchísimas veces el agua de la ducha tapaba con dulce complicidad ese ridículo momento, y es que, no estoy hecho para demostrar mis emociones. Es curioso ese detalle, pues soy músico y me nutro de ellas, creo que básicamente por eso decidí elegir esta procesión por el desierto, es una excusa para sentir, una obscena excusa.
Lo de escribir es otra opción, escupo mis paridas, sabiendo que cualquiera puede leerlas y burlarse, diría que no me importa, pero mentiría, todos nos mentimos en ese aspecto, de hecho es ridículo el intentar convencernos a nosotros mismos que nos da igual lo que la gente piense, si me diese igual vestiría con ropa interior de Victoria Secrets y unas alitas de angel. Pero no es así, así que de momento tendréis que esperar a que en 7etimo cualquier día nos de por cambiar de vestuario.
Otra cosa es que me mee en las opiniones, que lo hago, y mucho, pero como no suelo expresarlo pues todos nos quedamos bien en nuestra imagen de influencer instagramer, o tiktoker, tocate la polla, tiktoker. Mientras el señor Robert Plant canturrea con esa afilada voz en los altavoces que tengo frente a mi me vuelve a saludar la realidad, que si covid, que si familiares delicados de salud, que si la economía, que si fantasmas del pasado revoloteando por mi cabeza, y yo escribiendo sobre mi incapacidad de llorar cuando toca, pues sí, parece que centrar mi cabeza en ese atípico problema hace que las voces callen un poco y dejen su lugar a don Robert.
Llorar es necesario, siempre me repito esa misma frase, "te hace mas humano Tuti", cagar también y no por ello hago el baile del baby shark cuando termino de limpiarme el culo y tiro de la cadena. Lo que se que no es necesario es regalar motivos para que las lágrimas hagan su aparición, bueno, si son de alegría son bienvenidas y si que habría que hacer el bailecito chorra ese, pero en esos instantes, parece como si me apartarse a contemplar como si del más respetuoso espectador se tratase, si, se que Freud se forraría conmigo, pero como esta muerto que se joda. Suelo tomarme las alegrías con mesura, y lo peor, es que suelo esconder mis tristezas con recelo, pero no os preocupéis, me rio mucho, y puedo cantar, así que eso ya me pone por encima de la media. Por cierto, son tiempos de echar mucho de menos, ¿ahora puedo llorar ya?¿Es el momento adecuado?