jueves, 10 de abril de 2014



   Nada importa, todo lo hacemos con un peso relativo que tendemos a elevar o disminuir en función de la carga emocional del momento. Poco se sabe de mí, la verdad que no acostumbro a mostrarme, suelo hacerlo entre complicadas palabras en alguna que otra canción. Poco y mal vendo mis virtudes, y mal comprador soy para ellas.

   Pero aún siendo posiblemente el ser mas desastroso que hay en la tierra sería ir contra mi naturaleza el no derramar alguna que otra palabra por aquí. A veces peco de hablar demasiado, o de creer que se me escucha cuando hablo, es interesante ver lo rápido que huyo cuando me doy cuenta. Y aunque son tonterías, mis tonterías se leen mejor que se escuchan, por lo tanto, por aquí es más fácil todo.

   A diario veo sueños muertos, ilusiones perdidas, estúpidas maneras de vivir impuestas. La crisis hace tiempo que comenzó, con prejuicios, topicazos y distracciones sistemáticas continuas. Todos tenemos un continuo deseo de huir, de salir de una vida limitada, de respirar un aire cargado de nuevas oportunidades. Creemos que en cualquier otro lugar podríamos ser más felices. Y en el lugar que mas felices somos es en ese rincón donde no nos sentimos juzgados, que suele ser unan percepción más espiritual que física. Nos sentimos libres cuando podemos desarrollarnos en nuestra plenitud, cuando nuestro "destino", nuestro "fin" está frente a nosotros, pero inmediatamente apagamos la luz y nos cegamos con el derrotismo popular. Uno de las mejores emociones que podemos sentir es la superación, ese gesto en el que después de una pelea, de un trabajo, de un reto, salimos victoriosos, llegamos a nuestro pequeño objetivo y nos sentimos realmente bien.

   Para llegar al objetivo y superarnos, debemos tener en cuenta una cosa, siempre aprendemos de todo, de la derrota y de la victoria, de lo que no vamos a aprender nunca nada es de agachar la cabeza y quedarnos donde estamos. Y para que nos tomen en serio hay que empezar por respetarnos a nosotros mismos y creer en lo que hacemos, que ya está bien de que nos miren por encima del hombro criaturas grises y apagadas.

   Apagad la tele, poneos un disco de buena música y empezad a apuntar en una libreta pequeños objetivos. Si luchamos por ellos y vamos logrando poco a poco algunos de esos objetivos nos daremos cuenta que el aprendizaje va mucho mas allá de lo que imaginábamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario