jueves, 31 de agosto de 2017

   Mis heridas son parte de mi ser, parte de mi naturaleza. Soy quien soy gracias a ellas así que no es de extrañarse nada de ver la sonrisa en mi cara al recibirlas. Cicatrices que cruzan mi conciencia de punta a punta de su existencia, haciéndola hermosa para unos pocos y horrenda para otros tantos. Mi leyenda aún está por escribir y necesita de más cicatrices así que todo aquel enemigo que se digne a batirse en duelo conmigo será bien recibido pues mi fin es ser parte del tiempo fundiéndome en un tic tac, siendo parte de lo más precioso que existe, una canción.

   No existe reto sin tropiezo, sin lucha, sin lágrimas. Todos nos quejamos entiendo que merecemos algo mejor, pero uno solo merece lo que gana, incluso llegando a veces a tomarlo por la fuerza. Todos buscamos algo, ansiamos algo, y si no, estamos muertos. La vida comienza cuando tomamos la primera bocanada de aire, ansiada, necesitada, entrando en nosotros y poniendo nuestro reloj a 0. Comienza tu camino, a partir de ahora todo será desear y obtener, comprender tus heridas y sanarlas para volver a ponerse en pie.

  No todos deseamos lo mismo, unos se conforman con el doctrinario dinero que convierte las pasiones en onanismo de marca blanca frente a grandes pantallas, una paja nunca tuvo tanto glamour. Nos calma consumir, nos hace felices “irnos de compras” en centros comerciales cargados de cristal y luz, palacios reinados por el Rey Avaricia. Soledad que nos contempla al pasear por esos largos pasillos sin que nosotros nos demos cuenta que tiene una mueca burlona. No nos libraremos de ella ni siquiera con un bolso Gucci o un traje Armani.

   Es difícil comprender que el gesto de escribir, de leer, de cantar, de crear algo que aunque solo sea para ti merece la pena, puede hacerte feliz, una felicidad que no se puede comprar, que solo se puede construir desde dentro. Cimentándola a golpe de latido, piedra a piedra, paso a paso, con cada llanto y cada risa construyendo escalón a escalón, ascendiendo hasta el cielo de nuestro ser e intentando vomitar lo mejor de nuestra harapienta alma.

   Todo aquel que no entiende esta cuestión es enemigo de mi causa. Yo lucho para proteger esa magia de quien ansía convertirnos en sombras andantes, consumistas y sin sentimientos. Todos creemos en lo que nos dicen debemos creer, nos indignamos por lo que nos cuentan debemos indignarnos, no hay pensamientos únicos, no hay magia en la vida, si eres diferente eres enemigo de mi homogeneidad absolutista impuesta a golpe de pseudo periodista con laca y moreno acartonado con rodillas encallecidas y ADN de algún ejecutivo empresarial en la boca.

  Pero queridos enemigos míos, tranquilos, aunque a veces pueda dar miedo mis armas son sencillas y no muy dañinas en lo que a lo físico se refiere. Mi mayor ataque puede ser mi impertinencia ofensiva y a veces nada políticamente correcta, y mi mandoble, cuyos cortes son limpios y de un tacto extremadamente frío, se llama Olvido.

martes, 22 de agosto de 2017

   El silencio absoluto es dificil de conseguir. Mis demonios están constantemente hablándome, susurrandome al oido, conspirando. Son maravillosamente incansables, sólo en algunos instantes en los que la música llena el eco de mi instinto consigo ese silencio, esa paz, ese motivo para vivir.

   Supongo que hay varios tipos de seres humanos, unos con una conciencia obediente y racional, y otros, cuyo fracaso es casi su bandera, con un fuerte impulso hacia el caos, hacia la desobediencia, el ansia de libertad aún por encima del bienestar y el acomodo.

   A veces me pregunto sí sería mejor dejarme llevar por el mundo y abandonarme a una deriva social, acomodada y desidiosa. Remar contra corriente cansa bastante y más cuando el mundo está mutando a máquina de exprimir cerebros y depurar excrementos. Total, libros = caca y caca = mc Donals, binomio exquisito para elevar a Cristianos Ronaldos y Belenes Esteban a la cabeza más visible de nuestro sociedad.

   Cuando pasas tiempo con personas cuya manera de pensar es muy generalizada y bastante diferente a la tuya, te planteas el hecho de no llevar razón. Tanto repetir los mismos mantras hacen que en un acto de humildad y autocrítica analice mi vida desde el prisma más objetivo que mi limitada mente me plantea. Y comienzo a valorar mi experiencia en la "Aldea de los Sueños Rotos".

   Un lugar donde como en el resto del País, el mayor valor de un pueblo que es la juventud, sus niños, su futuro está en modo no hope, hastiados de tan poco porvenir. Pues si apuestas todas las cartas a Dios Dinero suele salir el Joker y joderte hasta que sentarte sea un acto de heroismo.

   Viendo como sus ejemplares mayores descomponen su higado a golpe de macheo en la barra de un bar mientras critican al prójimo y exageran hazañas laborales que seguramente sus jefes ridiculizarán a golpe de pecho: El burro hizo tal proeza por una zanahoria menos que la mula, que gilipollas es el burro, pero tiene que comer, menos mal que yo soy más listo y ni por 100 zanahorias haría lo que el burro.

   Se que me equivoco, pero yo en mi errores tengo depositada más magia, más esperanzas, y más ilusiones que la gran mayoria de aldeanos de esta pequeña villa. El mantra continua y yo sonrío callado mientras observo al mundo moverse. Tu juegas tu partida y yo la mía, pero no se suele envidiar al que es más infeliz que tu.

sábado, 5 de agosto de 2017



   El fracaso, compañero inexorable con el que siempre he podido contar cuando la moneda estaba en el aire, éste que me ha enseñado tanto en la vida, pese a que mucha gente intente demostrar que no se nada, y quizá tengan razón. No soy más listo que nadie, ni lo pretendo, pues esa es una responsabilidad que no creo que necesite un músico.

   Me tengo que hacer un tatuaje con algo que simbolice el fracaso, es una de esas cosas que siempre tengo en mente, pero que luego no termino de ejecutar, y ahí nuestra cuestión. Ejecutar, efectuar, realizar, elaborar, cumplir, concluir. Terminar un acto, desde que se inicia la idea en nuestra mente, hasta que el verbo se apaga para dejar paso al silencio que acontece la maravilla del aplauso o del repudio.

   Supongo que la madurez es eso que nos hace sopesar las consecuencias antes de actuar, y por lo tanto nos hace más diplomáticos y sensatos. Pero si soy sincero la diplomacia de poco me ha servido hasta ahora y la sensatez es eso que mando a la mierda antes de hacer algo que posiblemente luego sea o divertido o provechoso.

   He aguantado a capullos en bandas por ser diplomático, he soportado a compañeros en otros trabajo por ser sensato, y básicamente se suele tolerar por algún tipo de interés, y ahora el circulo se completa. ¿Cuando estas abocado al fracaso que motivo puede frenar el detonante de tus actos?
   Y otra cuestión aún mejor ¿Quien valorará el hecho de que resistas y no lo mandes todo a la mierda? Ya os lo respondo yo, nadie.

   Realmente en la vida nos valoran por ser fieles a nosotros mismos, por ser únicos, no por ser uno más del rebaño acomodado, no hablo de gilipolleces anti-sistema ni ninguna cagada de esas. Hablo de maneras de vivir, de afrontarlo todo, de colaborar, de actuar en consecuencia con los demás. Yo te piso, tu me pisas, yo te ayudo a levantarte, tu me ayudas, pues tus objetivos y los míos van camino del fracaso. Ya que se van a la mierda hagamos algo épico, digno de mencionar, algo hermoso, algo ejemplarizante.

   Actuar, moverse, hacerlo, que no nos frene nada que no seamos nosotros mismos, y no por creernos incapaces, si no por que no nos sacie el final. Esta mierda dura 3 días y lo último que hacemos es cagarnos encima.