martes, 22 de agosto de 2017

   El silencio absoluto es dificil de conseguir. Mis demonios están constantemente hablándome, susurrandome al oido, conspirando. Son maravillosamente incansables, sólo en algunos instantes en los que la música llena el eco de mi instinto consigo ese silencio, esa paz, ese motivo para vivir.

   Supongo que hay varios tipos de seres humanos, unos con una conciencia obediente y racional, y otros, cuyo fracaso es casi su bandera, con un fuerte impulso hacia el caos, hacia la desobediencia, el ansia de libertad aún por encima del bienestar y el acomodo.

   A veces me pregunto sí sería mejor dejarme llevar por el mundo y abandonarme a una deriva social, acomodada y desidiosa. Remar contra corriente cansa bastante y más cuando el mundo está mutando a máquina de exprimir cerebros y depurar excrementos. Total, libros = caca y caca = mc Donals, binomio exquisito para elevar a Cristianos Ronaldos y Belenes Esteban a la cabeza más visible de nuestro sociedad.

   Cuando pasas tiempo con personas cuya manera de pensar es muy generalizada y bastante diferente a la tuya, te planteas el hecho de no llevar razón. Tanto repetir los mismos mantras hacen que en un acto de humildad y autocrítica analice mi vida desde el prisma más objetivo que mi limitada mente me plantea. Y comienzo a valorar mi experiencia en la "Aldea de los Sueños Rotos".

   Un lugar donde como en el resto del País, el mayor valor de un pueblo que es la juventud, sus niños, su futuro está en modo no hope, hastiados de tan poco porvenir. Pues si apuestas todas las cartas a Dios Dinero suele salir el Joker y joderte hasta que sentarte sea un acto de heroismo.

   Viendo como sus ejemplares mayores descomponen su higado a golpe de macheo en la barra de un bar mientras critican al prójimo y exageran hazañas laborales que seguramente sus jefes ridiculizarán a golpe de pecho: El burro hizo tal proeza por una zanahoria menos que la mula, que gilipollas es el burro, pero tiene que comer, menos mal que yo soy más listo y ni por 100 zanahorias haría lo que el burro.

   Se que me equivoco, pero yo en mi errores tengo depositada más magia, más esperanzas, y más ilusiones que la gran mayoria de aldeanos de esta pequeña villa. El mantra continua y yo sonrío callado mientras observo al mundo moverse. Tu juegas tu partida y yo la mía, pero no se suele envidiar al que es más infeliz que tu.

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