miércoles, 28 de mayo de 2014
Caminamos entre matojos de vanidad e ira, frustración que se nos clava como agujas hechas de impotencia. He decidido apartarme de esta marabunta de desesperación y negatividad, huele a odio, a locura, guardamos demasiado rencor dentro.
Es interesante ver como cosas que suelo dar por hecho ahora se convierten en auténticos enigmas por descubrir a los ojos del mundo. El ejercicio mental más sencillo es la proyección hacia el contrario, haciendo así que veas las cosas con los ojos del prójimo, normalmente en este acto solemos entender los motivos por los que en la vida a veces hay diferencias y es más sencillo llegar a un punto de equilibrio entre un extremo y otro. Para comenzar esta practica hay que abandonar la narcisista necesidad de tener razón para dar paso a una pequeña gran maravilla de la razón humana, LA DUDA.
Dudando de todo y viendo los diferentes puntos de vista en un posible conflicto podemos desarrollar el problema hasta convertirlo en elementos mas sencillos, que posiblemente sean más fáciles de responder que en el anterior punto de vista.
Cuando no dudamos y damos como verdades absolutas nuestras opiniones o las del resto del mundo estamos hipotecando nuestro alcance, en cambio cuando dudamos y callamos para analizar la posibilidad de divergencia de lo que estamos tratando, abrimos un abanico de figuras diferentes en la que todo pasa del blanco y negro principal a distintos matices que pueden influir en el desarrollo total.
El silencio puede ser una fuente valiosa de información, pues mientras nuestras palabras no llenan el espacio sonoro, las palabras de nuestros interlocutor/es pueden llegar con mayor claridad haciendo infinitamente mas sencillo el análisis y el aprendizaje, y todo ello sin una hipoteca de credibilidad. La credibilidad va unida a la coherencia de nuestros actos, nuestras palabras, respeto y confianza.
Todo se resume en escuchar y callar, un acto que intento aplicar cada día, pues en una mente obtusa y exigua como la mía hay que tomar como favorable cualquier elemento a mi alcance. Mis opiniones y mis puntos de viste suelen ser irrelevantes, pero, el poder aprender del resto del mundo hace mas interesante mi estancia en este lugar llamado mundo.
lunes, 19 de mayo de 2014
Tras varios días observando conductas, involucrándome en algunas de ellas siendo uno mas, viviendo y sintiendo lo que la aborregada mayoría de las personas hace, he aprendido bastantes cosas. En primer lugar es que cuanto más salgo fuera, más hecho de menos este bosque, donde me refugio y pienso, reflexiono sobre todo lo que me rodea, apago mis odios y avivo mis alegrías.
La segunda reflexión, tiene que haber un lugar en la tierra donde no tenga que meterme en un bosque imaginario para poder pensar como pienso sin que nadie venga a juzgarme desde su pedestal social. Ésta, lamento decir que todavía no tiene respuesta, pero ando en ello, a unas malas siempre me queda volverme más loco hasta lograr que me ingresen, seguiría escribiendo, aunque dudo que pudieran leerme.
La tercera y la que mas me ha extrañado por encima de las dos anteriores, que ya venían sonando en mi cabeza desde algún tiempo, es la total falta de personalidad de los que nos rodean. Están tan ocupados buscando de donde sacar dinero para luego gastarlo, que no se dan cuenta de que realmente no disfrutan del modo en como lo gastan. El ser humano se está convirtiendo en una maquina que solo mueve dinero de un lado a otro, que curiosamente, al final suele llegar al lugar de donde ha salido, y así poder acumularlo como una gran fortuna. Contemplaba ese baile demente de avaricia y consumo pensando que tengo algunos libros por leer y algunas canciones por escuchar. Y mi tiempo empezaba a hacerse caro.
Llevo muchos años viendo este proceder, pero mi percepción está cambiando por que renuncié a dar las cosas por sentado, ahora dudo de casi todo. Cuando creces creyendo en unos valores y te das cuenta que "Donde dije digo ahora digo Diego", y que la palabra responsabilidad es una anciana violada y vejada que pronto caerá en el olvido, es fácil cambiar tu manera de verlo todo.
La felicidad normalmente no viene del "que", viene del "con quien". Disfrutemos de la compañía de la gente que amamos, ya que nos van a juzgar por lo menos que tengamos un poquito de cariño por el juez.
lunes, 12 de mayo de 2014
Todo los caminos que recorremos están tan llenos de obstáculos como de rincones hermosos. Cuando encontramos muchas dificultades es fácil rendirse y empequeñecerse, pero si logramos superar todas esas dificultades podemos ser capaces de crecer de manera exponencial. Podemos vivir durante muchos años acomodados y de repente darnos cuenta que recorriendo un camino bastante mas complejo nuestro yo desarrolla un carácter que antes veíamos incapaces de alcanzar.
Ya he escrito en alguna ocasión que la confianza se genera desde el eje mismo de un ser, por lo tanto, cuando creces y te desarrollas es más fácil generarla. La confianza es una energía que va y viene, no la notamos a simple vista, pero nos hace poder seguir el camino con mucha más seguridad. Podemos cambiar la palabra confianza por fe, y darnos cuenta que cuando alguien cree en los pasos que recorremos, se hace más liviano y llevadero nuestro trayecto.
Pero que ocurre cuando no encontramos esa confianza, esa fe, cuando todo parece estar en contra. A lo largo de la historia ha habido ejemplos de gente que lo tenían en principio todo en contra, personas por las que nadie apostaría, pero que no solo no se han rendido, si no que han demostrado que hasta el mas iluminado puedo equivocarse en un juicio prematuro.
Hay un punto de inflexión para todo aquel que se enfrenta a un reto, ese momento en el que después de caerte varias veces y revolcarte bien por el fango, sigues en pie. En ese momento los "iluminados" que podemos tener en nuestra contra van a empezar a dudar, agarrarnos a esa duda es lo mas parecido que podemos encontrar a la fe, a la confianza.
Los valientes que no se rinden y que luchan por una empresa personal hasta el final, por muy difícil que parezca, y son capaces de hacer dudar al mas escéptico de sus críticos, habrán logrado algo que hoy por hoy parece no estar muy valorado, credibilidad. Hacer fe, sembrar confianza, la artesanía de los genios.
jueves, 1 de mayo de 2014
Vivimos encerrados en una prisión dentro de nuestra cabeza, a menudo, solemos limitarnos a nosotros mismos. Es importante proyectar la persona que querríamos ser en nosotros mismos. Para hacer eso solo tenemos que empezar a creer en esa persona, como lo haríamos en alguien a quien admiramos.
Hay una sensación maravillosa que es la de olvidar lo aprendido y comenzar desde el principio a cuestionarse todo. Eliminemos en nuestra cabeza fronteras, banderas, idiomas, colores, todo, empecemos a tener la percepción de que nuestra casa no es nuestro fortín, nuestro hogar, si no un sitio más donde dormir, así no nos poseerá, pues todo aquello que creemos poseer al final nos posee a su vez a nosotros.
Mi madre es una mujer de campo, una mujer sin estudios, una persona bondadosa, con sus defectos como todo ser humano, pero con mucha pureza en su naturaleza. Bueno es mi madre, que voy a decir de ella, es esa persona que siempre llevamos dentro en cada gesto, en cada recuerdo, en cada palabra de amor que nos nace. Ella siempre me enseñó a no anhelar nada material, a disfrutar con lo poco que tuviera en ese momento, por que como siempre me decía ella, hay gente en el mundo que está peor y son felices. Años después me dí cuenta que no solo eso, en nuestra vida, todos los momentos buenos o malos, marcan nuestro carácter y nos ayudan a empatizar con el resto de nuestros congéneres.
No hay mayor felicidad en la vida que ver reflejada tu generosidad en la gratitud de otra persona. Dar y agradecer son dos valores maravillosos, que están por encima de cualquier estupidez social. Es hora de empezar a replantearse muchas cosas.
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