lunes, 7 de octubre de 2013


   Hay una sensación que a veces me cuesta describir, que yo llamo paz. Es un estado distinto, donde el tiempo, el concepto de realidad y la manera en la que brotan nuestros pensamientos cambian por completo. Normalmente suele ocurrir cuando la naturaleza en cualquier tipo de expresión es percibida por mi mente, permitiéndome así alcanzar esa ansiada paz.

   El bosque no es campo, ni playa, ni montaña, ni jardín, ni estanque. El bosque es esa paz que podemos encontrar en ciertas miradas, miradas tranquilas, miradas libres. El bosque devora cualquier mal para no limitar nuestros pensamientos y cuando el resto del mundo anda en plena tormenta, el bosque, anda tranquilo, con sus arboles mecidos por el viento, con sus ramas arriba sintiendo el frescor de un bello atardecer. La locura quizás tenga un aroma parecido, pero, para que buscar un nombre a una sensación que quizás despierte en muchos envidia. No estoy solo, estoy en mi bosque.

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