Tirado en esta desconocida cama con la que aún no termino de entenderme, entre cabezadas intermitentes y posturas insanas, me doy cuenta de lo carente de emoción
que esta mi vida en estos últimos días. Es una opción que he tomado a sabiendas de este lamentable desenlace. Lo que realmente buscaba con este acto era el percibir las cosas de manera diferente a como venía haciéndolo en tiempos anteriores, donde algún que otro exceso hacía que naufragara entre un delicioso mar de placer y un tempestuoso océano de mañanas de resaca y malestar.
La vida es corta, eso ya lo entendí hace ya bastante tiempo, no vivo agolpando emociones en mi paladar por ese motivo, lo hago por buscar un sentido diferente a las estupideces para meapilas que nos han vendido hasta el día de hoy. Estar cerca de mi familia como estoy en estos momentos, era uno de esos puntos a favor para entender esta maravillosa odisea. Antes me refugié buscando ese sentido entre amigos y alguna que otra amante, con lo que he sacado mas resacas y algún que otro picor de huevos. La cercanía de la familia no mejora mucho mi mente en este asunto, la verdad, agradezco muchísimo la compañía de todos mis seres queridos, con los que me siento un privilegiado en la manera como me tratan, se que todos ellos intentan siempre entenderme y respetar lo que pasa por mi cabeza, aunque la gran mayoría no tengan ni puta idea de lo que por ésta puede aparecer.
Cada día que pasa me siento mas cómodo delante de un micro con un pitillo liado cerca y una birra bien fría para aclarar la garganta entre el solo de guitarra y el estribillo. La única jodida cosa clara que saco de todo estos ejercicios de autoconociminto e intento de evolución, es la misma mierda que tenía clara justo antes de empezar, soy tan estúpido como tozudo. Buscar la felicidad es una gilipollez si uno no tiene claro que es para uno mismo la felicidad. Hay tíos que son felices jodiendo a un animal, otros son felices trabajando como negros para unos cuantos listos que se enriquecen a costa de ellos, otros son felices con un rifle y 40 kilos a la espalda mientras corretean por el campo haciendo agujeritos. Lo único que tengo claro es que mi felicidad está rodeada de acordes, con cierto olor a madera, porros y suciedad oculta entre montones de cables de audio.
Tan vacío estoy que solo encuentro mi definición como ser entre una canción, tan simple soy que solo soy un parásito que se agarra a una nota musical para reproducir su existencia como si de una ameba se tratara. Pues si, es así, solo soy ese tio que intenta triunfar con su música para muchos, pero que realmente lo único que hace es sentirse vivo cuando está pegando voces delante del resto del mundo. Pocas cosas en la vida arrancan mas látidos de mi corazón que esto, y creo q no tengo que
explicar cuales, algún pecado me tengo que guardar para mi.
Es posiblemente mi peor época de cara a lo socialmente correcto, y mi mejor momento de evolución, creo que es cuando menos abro la boca para contar mis tonterías y mas observo todo lo que me rodea, perdonándoles a ellos y no siendo duro conmigo mismo. Un momento en el que comprender que el mayor orden humano es un caos piramidal que nos hace sentirnos como dueños de la situación por el hecho de saber que catástrofe viene después. Conocemos los problemas, no tenemos cojones de solucionarlos, pero nos la miramos orgullosos por ser tan listos de saber cual es el jodido problema.
Agradezco a todo aquella persona que me regala sus consejos, veo su buena fe, y lo agradezco tanto como si de un gesto de cariño se tratara. Pero lo cierto es que si me quieres dame birra, dinero, una historia para una canción o una felación de infarto, todo esto me es más útil que inútiles consejos de cosecha en horas bajas. O simplemente abrázame y cállate de una puta vez, pues creo que lo que realmente nos hace falta es un hombro donde desahogarnos, vaciar iras y frustraciones, un momento en que los silencios dejan paso a la autentica humanidad.
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