lunes, 5 de octubre de 2015


   La luz mortecina de Otoño se asoma por esta ventana anunciando el cambio, cada paso que vamos dando en nuestras vidas trae nuevas consecuencias, y sonrío al pensar que en un mundo sin futuro dan igual alteraciones y consecuencias.

   Las páutas que solemos seguir en esta acomodada vida llena de consumo materialista y carentes de emociones que nos hagan sentir vivos son impuestas por nuestras costumbres como hombres. Al final todo se resume en sexo, poder, apariencia, éxito, y un sabor amargo se queda en mi garganta entre el tabaco y el café.

   Esta vacia mierda llamada existencia golpea con contundencia y me ha hecho morder el polvo en varías ocasiones, como a todos supongo, la única diferencia es que hay gente que abandona su lucha y otros que se levantan con una irónica mueca en su rostro. Un golpe amargo pero revitalizante como si de un trago de whisky se tratara, así ha de ser, así ha sido siempre.

   No soy mejor que nadie, un niño encerrado en el cuerpo de un rockero con 33 años, alzando las manos, de puntillas intentando alcanzar un sueño negado a cualquiera que no tenga los bolsillos cargados de poderosas razones que hagan que el mundo detenga su rotación para escuchar lo que su garganta tiene que escupir, bang, un disparo directo al corazón llamado derrota, que acepto como si de mi bandera se tratase.

   Supongo que me estaré haciendo mayor y el pudor desaparece mientras aparece el blanco del tiempo en forma de mechón sobre mi pelo. Con la rodilla apoyada aún sobre la lona, con el gope a medio encagar, aparece otra vez esa mueca en mi rostro. No soy el púgil, soy el sparring, entendido, ya he aprendido, la guardia bien alta y a recibir golpes, eres tan puta como hermosa querida vida.

   Tendré que seguir bebiendo de tus placeres mientras la insana aparición de la realidad hace mella en mí. Un Carpe Diem bañado en lluvia ácida que bebo de un trago, y mientras me quema la garganta me doy cuenta que lo que te mata no te hace más fuerte. Lo que nos hace mas fuertes es tener algo por lo que pelear, algo que irracionalmente nos empuje ha seguir hacía delante. Familia, sueños, aspiraciones.

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