No he bebido lo suficiente para perder esta maldita conciencia. Golpea cada partícula de mi existencia sobre la mazmorra donde penan mis pensamientos. Se perfectamente por que estoy aquí, el lamentable motivo por el que vago por este desierto.
Soy un error, un fracaso natural, una horrible mutación en la evolución natural de la mal llamada especie humana. Hace 33 años la falta de experiencia de dos jóvenes movidos por su lujuria condujo a una boda donde había mas de dos frente a una sotana y un crucifijo. Dios al contemplar ese acto seguro que esbozo una mueca. Un hijo no buscado, un descuido que hizo que ellos tuvieran mas peso del que realmente deseaban.
Ahora comprendo lo frágil de mi presencia, lo quebradiza que es mi supervivencia, y me hace centrarme en ello, vivir solo para sobrevivir, para dar otro paso mas en mi deplorable lucha por continuar un día más. Tomar los votos de mi irreal destino es algo muy sencillo para alguien que admite que el hecho su respiración hace que la naturaleza contemple contrariada tan detestable abominación.
He rodeado cada recuerdo de mi niñez de silencio, solo los ecos de mi imaginación ponían luz a esa oscuridad, palabras cargadas de melodía que hacían que el día tuviera algo mas que un vacío solemne que rompería la inocencia del niño mas santo.
No me quejo de mi crianza, pues he tenido todo lo que un niño puede tener, cariño, comprensión, educación. Cometieron los errores lógicos de dos personas que aman a un niño problemático, nada que reprocharles.
Mi impío existir no es culpa de mi familia, solo un malabarismo del destino, una broma de mal gusto de la Fortuna. Cargo con eso sobre mis espaldas como el mismísimo Caín lo hizo con la marca en su frente. Vivir sin ser real, Morir al rozar la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario